conocidos
A
mi sorpresa, el joven no escuchó llegar a su anciana abuela cuando ésta, con la
palma abierta, propinó a su nieto una sonora colleja.
-¡Au!-Chilla
el muchacho mientras se frota la zona picajosa de la nuca, donde ha recibido el
golpe.-Podrías ser más delicada abu...-Comienza a decir mientras gira el cuerpo
en su silla del escritorio, pero su voz se corta en cuanto repara en mi
presencia en la puerta de su habitación.
-Hombre,
Julen, veo que te has dado cuenta de nuestra pequeña visita.-Dice la mujer con
una sonrisa picara ante el atontado rostro de su nieto.-Esta es Diana.-Continúa
dijo mientras me toma del brazo y me pone ante ella.
-Encantada.-Me
limito a decir yo un tanto cortada, siempre tan tímida como de costumbre.
-Eh...si,
yo, por su puesto que estoy encantado de verte... ¡No, espera! Digo...sí,
hola.- Tartamudeó el muchacho, intentando presentarse de forma decente; tenía
las mejillas y las orejas totalmente enrojecidas.